En estas últimas semanas hemos sido
testigos del entusiasmo de un grupo de mujeres que se han organizado de manera
planificada para refregar en el rostro
sucio y pestilente de esta sociedad — todavía con una mancha de índole machista—, un paño humedecido con el mejor bactericida social a favor de la mujer: “No al acoso, la agresión física y
psicológica”.
¡Me parece bien! ¡Extraordinariamente bien! Considero que esta iniciativa marcará un antes y después
en nuestro país con respecto a nuestra
interacción/relación con las mujeres. Es un gran paso. Dar a conocer este
terrible accionar de algunos de nosotros, los hombres, quienes por distintos motivos—que
no tienen justificación por supuesto—violentan, atentan y agreden al ser más importante de la
sociedad: la mujer. ¡Me parece bien esta marcha! Empero, creo que estamos centrándonos
en los síntomas y no la enfermedad; ni siquiera reflexionamos sobre la causa de la enfermedad.
Me explico mejor. Cuando un «imbécil» hiere a a una dama (ya sea física o psicológicamente) generalmente
lo hace cuando se encuentra en un estado de estupidez intenso, puede estar ebrio, ensimismado en las drogas, consumido por la
preocupación, los celos, la frustración, la ira u otra "nota".
Cuando por ejemplo «otro imbécil» aborda a una mujer sola con un bello rostro o una esbelta figura, y le propone palabras indescifrables o actos obscenos en la vía pública o por las redes sociales, generalmente es un tipejo acomplejado, temeroso, con un nivel de autoestima paupérrimo pero por sobre todo: es un cobarde. Si, es un cobarde, porque estoy seguro que si la bella mujer estuviera acompañada por otro hombre este «otro imbécil» no diría ni una palabra.
Cuando por ejemplo «otro imbécil» aborda a una mujer sola con un bello rostro o una esbelta figura, y le propone palabras indescifrables o actos obscenos en la vía pública o por las redes sociales, generalmente es un tipejo acomplejado, temeroso, con un nivel de autoestima paupérrimo pero por sobre todo: es un cobarde. Si, es un cobarde, porque estoy seguro que si la bella mujer estuviera acompañada por otro hombre este «otro imbécil» no diría ni una palabra.
En estos dos casos: tanto del «imbécil» como del «otro imbécil» hemos descrito los síntomas y la
enfermedad. Están enfermos, muy enfermos. Pero la pregunta es: ¿cuál es la
causa de la enfermedad? ¿Por qué se manifiesta este accionar en la conducta de estos sujetos?
Definir las causas es más complejo, y creo que con marchas no basta para sostener
una solución en el tiempo. La marcha es un gran avance, si, ¡Pero no basta!
Creo que la sociedad está encubando
algunos seres "podridos mentalmente" y los está fabricando con mayor frecuencia. Uno de los brazos tácticos
y operativos que tiene la sociedad para avanzar o involucionar son: los medios
de comunicaciones y, desde luego, los comunicadores; estos están imbricados en un
sistema económico, social y cultural que es muy hipócrita. Es decir, por un lado dicen
defender a la mujer y, por otro lado, muestran a la mujer como un simple objeto
de intercambio sexual; por un lado se aterrorizan de la ignorancia de las
personas (inclusive de estudiantes universitarios) y, por el otro, siguen emitiendo programas
que promueven la estupidez como son: los realities y los de programas de espectáculos.
Los mensajes que estos simbiosis ( medios de comunicación/comunicadores) impregnan en los
hijos de la sociedad son vitales para la formación de la conducta. Todos los días
con un mismo mensaje modelan el comportamiento de la persona... aunque parezca
mentira.
Otro factor para estas enfermedades, creo yo, es la descomposición familiar. La familia centrada en valores
prístinos está desapareciendo poco a poco. La sociedad ataca a la familia, la familia no
tiene como defenderse, se enfrenta a fuerzas realmente poderosas que van destronzando y despedazando a las familias. Por ejemplo, un pequeño que crece en una casa, sin hogar, sin reglas, sin imposiciones que formen el carácter
hacia el bien y respeto a los demás, será una persona enferma en el futuro y predispuesto hacia el daño; salvo excepciones estupendas, donde prevalece el criterio y la inteligencia, sobre los instintos y las heridas de la infancia.
Muchos de nosotros nos identificaremos con el «imbécil» o quizá conel «otro imbécil», eso es bueno, porque el primer paso para mejorar es la identificación de nuestras debilidades y superar nuestros traumas infantiles.Si necesitamos ayuda de profesionales es tiempo de hacerlo, con el objetivo de sanarnos de estas enfermedades.
Finalmente, es provechosa para la
sociedad esta manifestación, este encuentro organizado de un colectivo que
busca una sociedad más justa con la mujer. Mi apoyo va desde siempre, desde
antes de la marcha, porque considero a la mujer como el ser más importante de
la creación, y que junto al varón hacen un complemento perfecto, donde las
diferencias suman, si es que nos dejamos llevar
por los preceptos, inteligencia y el amor que Dios ha puesto en nosotros... justo para ser más que felices.
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