viernes, 23 de mayo de 2014

ANALIZANDO EL ESTRES

Recientemente tuve la magra experiencia de transitar por un estado de salud no muy agradable. Desperté un domingo y, de repente  todo me daba vueltas. Me acordé cuando subí por primera y última vez a un juego mecánico, la silla voladora, allá tan lejos en el tiempo, cuando era un niño. Sencillamente no podía estar de pie, e inclusive tenía que estar acostado en una determinada posición, de lo contrario venían nuevamente los mareos. Exactamente lo que tenía era Vértigo Posicional Paroxístico, un estado de alucinación del cerebro, originado básicamente por una inflación del oído interno, que es el responsable del equilibrio. Estuve cuatro días acostado y, sin el ajetreo cotidiano de mi vida; estaba allí, sosegado, motivándome yo mismo, recibiendo el  cuidado abnegado y el amor de mi  esposa, el cariño de mi madre, leyendo poemas de Gustavo Adolfo Becker; y escuchando un sin números de reportes científicos de aquel extraño cuadro médico.
Pude ver un informe del Programa Redes, acerca del Stress y realmente fue un informe muy bien elaborado, donde pude conocer más sobre esta enfermedad. Quiero compartir está información con ustedes.
Imaginemos por un momento que estamos en los inicios de la humanidad, hace aproximadamente unos veinte mil (20 000) años. Formamos parte de aquellos primeros humanos que andaban errantes en busca de alimento. Estamos en una de las vastas praderas africanas, cuando de repente aparece un León y tiene los signos externos de estar muy hambriento. Nuestro cerebro—que es una extraordinaria fuente de químicos— se pone en alerta. Si, en estado de Alerta. Se dispone a enfrentar al León o, en su defecto, salir corriendo a gran velocidad.  Tan sólo en milisegundos nuestro cerebro ordena que nuestro cuerpo tome posición ante el inminente ataque. En primer lugar, nuestro cerebro  a través de las neuronas, manda una señal al Hipotálamo para que se comunique con  la glándula Pituitaria. La glándula Pituitaria genera una hormona llamada Corticotropina. Esta hormona viajará por todo el sistema nervioso parasimpático avisando del peligro. Segundo, una vez que  la glándula Suprarenal recibe el mensaje de auxilio, genera dos hormonas en el torrente sanguíneo: La Adrenalina y el Cortisol.  Luego se une la Noradrenalina. Estas  hormonas son las responsables de todo este estado especial.
 La Adrenalina aumenta la frecuencia cardiaca y respiratoria; la Noradrenalina genera que nuestros sentidos se agudicen, nuestras pupilas se dilatan y nuestros músculos se ponen rígidos y tensos. Es decir estamos listos para el ataque o huir.
El Cortisol tiene un efecto con más aristas. Lo que hace es aumentar la cantidad de glucosa en el cuerpo—se sobre entiende que vamos a necesitar una mayor cantidad de energía—; también promueve la liberación de Dopamina. La Dopamina es la hormona del placer,  se segrega también después de las relaciones sexuales. Esta hormona es la responsable del grado de satisfacción que tenemos cuando cumplimos una meta o superamos un reto.
En definitiva, nuestro cuerpo se ha convertido en solo segundos en un cóctel químico, que nos prepara para el ataque. Este sistema, es decir, la forma de su funcionamiento nos ha permitido salir airosos de los ataques de leones o de otras bestias. Fuimos diseñados para responder ante una eventualidad, ante un peligro. Este estado se conoce como Stress Estacional y, como vemos es muy positivo para nosotros.
Pero ¿Qué pasa cuando todo este conjunto de hormonas se segregan constantemente en nuestro organismo? ¿Acaso estamos viviendo en el tiempo de las cavernas? Pues bien, al parecer la vida actual conlleva al estado de alerta constante. La presión en el trabajo, el tráfico vehicular, las deudas por tarjetas de créditos, los estudios, las frustraciones entre otros agentes, generan en nuestro cuerpo un estado de alerta casi perenne. Esto quiere decir que el Cortisol estará en nuestro cuerpo por tiempos prolongados, generando mayor glucosa en sangre—riesgo de diabetes—, muerte de las neuronas responsables de la memoria, escases de la Dopamina y Serotonina—generando depresión y apatía—; músculos atrofiados por la tensión prolongada etcétera. Este estado se conoce como Stress Crónico y, como vemos es el perjudicial para la Salud.

Déjeme decirle que algunas características de los síntomas yo los tengo y, quizá usted también; asi que hago una recomendación: Vivir el ahora, tan simple como sea posible. Ayudar a las personas, dejarse abandonar por el amor de verdad, sin coacciones y, acercarse  al Dios eterno, es decir practicar una vida espiritual. Entender que las penas del pasado y las preocupaciones del futuro, impiden que vivamos el ahora de manera libre y tranquila; sinceramente si llegamos hacer esto,  habremos superado un umbral muy importante para nuestra salud y nuestras vidas.

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